Los argumentos y discusiones entorno a Podemos de cara a las elecciones generales del próximo 20 de diciembre giran en gran medida en torno a cuestiones propias al momento particular que vive España hoy: moralidad en la vida pública, desigualdad social, marco institucional del Estado, política económica. Pero la oportunidad que representa Podemos, la fuerza política que se formó a principios del año pasado a raíz del Movimiento 15-M, debe entenderse y defenderse también desde un punto de vista global y en cierto sentido más grave: el del papel singular y excepcional que puede jugar Podemos frente a la evolución catastrófica que vive hoy el tejido político de Europa, y su reverberación a nivel internacional.
Europa se convierte en un lugar políticamente irrespirable. El repliegue entorno a ideales de identidad nacional se entremezcla con el desmantelamiento de las políticas de bienestar, abriendo la vía a un fortalecimiento abiertamente belicista de la noción de frontera y a la justificación de estados más o menos permanentes de competición, segregación y excepción. La marea de inhumanidad que se vislumbra en el Mediterráneo no deja de ser, al menos en parte, una consecuencia de este síndrome europeo. Tras el fracaso de la alternativa que representó Syriza hasta hace escasos meses, Europa y el mundo que la rodea necesita un movimiento político que pueda servir de vehículo masivo y eficaz a un ideal de democracia abierta e internacional. Podemos es claramente la única vía disponible ahora.
Existen, claro está, otras opciones inmediatamente disponibles, que la actualidad política en Francia ilustran perfectamente. Tras la catástrofe ideología orquestada por el gobierno anterior encabezado por Nicolas Sarkozy y por el actual presidido por François Hollande (referencia constante a unos “valores republicanos” de contenido fantasmagórico, esencialmente “franceses”, que exigen, para cobrar sentido, la figura cada vez más presente de un “enemigo del interior”), una franja muy importante del electorado ha optado, naturalmente, por lo que Marine Le Pen a justamente llamado la “versión original” : el Frente Nacional que lidera es efectivamente, tras las elecciones regionales francesas de este mes de diciembre, el primer partido político de la República Francesa. Ninguna de las otras principales fuerzas políticas parece capaz de explicar clara y serenamente porqué no hay que votar Frente Nacional, prefiriendo simplemente impedir que la gente lo pueda hacer. Esto es lo que hay, y esto es lo que se puede esperar para toda Europa con las consecuencias que conllevará.
Esto es lo que hay, claro está, si no se ocupa con otro mensaje el espacio político que la gente, con razón, ve vacío entre las dos más temibles alucinaciones políticas preferidas de Europa: la tecnocracia y la nación. Con Podemos, España puede constituir ese espacio: no solamente a través del peso estratégico que este país tiene a la hora de definir en qué puede consistir Europa y el Mediterráneo, pero también mediante una transformación de las instituciones democráticas internacionales, empezando por el Parlamento Europeo. Es posible ocupar ese espacio desde Podemos para transformarlo. Apoyar a Podemos es preparar una Europa respirable.
Por esta razón, el 20 de diciembre votaré a Podemos.
— Fabián Muniesa
Fabián Muniesa, sociólogo, vive y trabaja en París, Francia. Esta nota de opinión se publicó inicialmente en castellano el 14 de diciembre de 2015 en provokedeconomy.net, blog dedicado a la publicidad de su libro The Provoked Economy (Routledge, 2014).
[…] for Podemos, the political movement that was formed in Spain in early 2014. In a recent post titled “Hay que apoyar a Podemos”, Fabian Muniesa is calling explicitly for a vote for Podemos for next Sunday’s general […]